¿Para quién es el AFS?
Para todas las personas que quieren realizar un proceso de desarrollo personal y autoconocimiento. En este proceso tiene lugar una apertura a la plena expresión de la Vida que somos.
¿Por qué sigo actuando de un modo que sé que me perjudica?, qué es lo que me genera malestar ante determinadas situaciones?, ¿por qué me cuesta tanto expresar lo que siento?, ¿en qué aspectos de mi vida percibo que me falta consistencia?, ¿desde qué parámetros de la mirada me valoro o desvaloro a mí misma?, ¿qué me impide desarrollar todo mi potencial?, ¿qué cualidades puedo ofrecer al mundo?… Me doy cuenta de que me disperso fácilmente, huyo de los sentimientos que me desagradan, una parte de mí quiere fluir espontáneamente con la vida pero hay otra parte crítica que me retiene… Estos son algunos ejemplo de de consulta que pueden formularse como cuestiones o como aspectos limitantes de los que uno se da cuenta pero no sabe muy bien qué hacer con ello.
¿En qué se distingue de la psicología?
La diferencia principal es que las consultas filosóficas se llevan a cabo con personas que en el pleno uso de sus facultades sienten el anhelo de comprenderse a sí mismas y el mundo a su alrededor, personas que quieren vivirse con mayor libertad y autenticidad. Está totalmente enfocado a un proceso de crecimiento personal y no a patologías mentales.
En cuanto a la metodología, buena parte de la psicología, tiende a buscar la adaptación. A menudo su objetivo es trabajar para que el yo se adapte al entorno de forma saludable, lo cual en algunos casos puede ser un trabajo necesario. Sin embargo, el AFS no busca conseguir un yo imagen “mejor” o “más adaptado”, sino que la persona consultante pueda descubrir el trasfondo genuino de su ser. Actuar conforme a ese fondo, nos libera del yugo de los resultados, de las apariencias y del sentimiento de no estar completo o no estar a la altura. Desde ahí, nuestra adaptación al entorno procede de la autenticidad y la honestidad con nosotros mismos. Es porque somos honestos con nosotros mismos que el mundo alrededor nos percibe con esa luz.
Otro rasgo diferente a nivel metodológico es que algunas corrientes de la psicología (aunque no todas) se enfocan muy específicamente en el pasado, y basan buena parte de su trabajo en intentar sanar episodios traumáticos de etapas infantiles. En el AFS nos centramos en el presente y si recurrimos a identificar una herida de la infancia es, puntualmente, para ver su efecto en la vida adulta y comprender cómo se originaron algunas creencias que nos limitan en la actualidad.
¿En qué se distingue del coaching?
El coaching tiene muchas ramas distintas y si bien es cierto que un coaching de enfoque deliberadamente filosófico podría ser muy parecido al AFS, hay que distinguir este último de la predominante corriente de coaching enfocada al éxito profesional, social y vital.
El AFS no tiene como objetivo el éxito, ni la búsqueda de resultados aparentes, sino un profundo autoconocimiento, que es indisociablemente transformador. Tratar de vivir una vida lo más veraz y auténtica posible tiene sentido en sí mismo, con independencia de los logros profesionales o sociales, que pueden darse como efecto colateral.
El AFS apunta hacia el desarrollo de la totalidad del ser, sin depender de resultados y factores externos, propiciando el vivir desde la alegría de ser. Lo que motiva el camino es el impulso hacia la plenitud.
¿Qué beneficios tiene?
Teniendo claro que los beneficios que aportan el AFS no son el objetivo por el que iniciar el proceso, menciono a continuación algunos de los efectos que se dan:
- Comprensiones que cambian nuestra mirada y con ella se transforma nuestra forma de vivir determinados aspectos.
- Vivencia de una vida consciente, concentrada, coherente con el propio sentir y, por tanto, más armónica.
- Facilita una forma de aceptación activa que proporciona paz.
- Nos conecta con nuestra libertad más profunda y nos invita a vivir plenamente.
¿Qué tipo de temas pueden abordarse? ¿Quién los propone?
Se suele abordar cuestiones que sentimos que limitan nuestro pleno desarrollo y que nos generan malestar o sufrimiento.
También se abordan cuestiones acerca de la forma de ver la vida, de su sentido, de la identidad, del desarrollo de todo nuestro potencial, de la autenticidad…
A partir de uno o varios aspectos sobre los que indagar, se inicia un diálogo en el que como filósofa asesora escucho, devuelvo, compartimos preguntas y reflexiones y propongo algunos ejercicios de centramiento y conexión con el sentir, todo orientado a que la persona pueda dar con sus propias comprensiones y transformar las falsas creencias que la están limitando en verdades sentidas, surgidas del propio fondo de paz y sabiduría.
¿Durante cuanto tiempo hay que hacer las sesiones?
No existe una cantidad de sesiones fijas y depende sobre todo del deseo de profundizar del asesorado.